Falso silencio

jueves, 7 de mayo de 2009

 

No paraba de hablar. Sus palabras retumbaban en mis tímpanos y se perdían en el interior de mi cerebro. De repente me dí cuenta de que no le escuchaba, hacía horas que para mí no existía. Me había acostumbrado al monótono timbre de su voz y no sonaba diferente al silencio, mi mente la había neutralizado. Así fuí consciente de como funciona la raza humana. Me dí cuenta de la mediocridad del hombre. Con algo tan pequeño comprendí el significado del mundo. De por qué aunque millones de gargantas gritaban desesperadas, su destino no cambia. Nadie les escucha.

Cristina Jover.

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